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Las utopías que tengo son tantas que no sé
por dónde iniciar, una de ellas es ingresar a la
unam, estudiar literatura dramática y teatro,
terminando empezar a trabajar y viajar.
Estoy viviendo un proyecto que tenía desde niña,
estudiar, y lo he podido conseguir gracias a que,
con el paso del tiempo, las cosas han cambiado,
no sólo para mi país, también para el mundo.
A nuestra generación le toca mejorar las
oportunidades que se nos presentan, así como a
la generación de mis padres le tocó mejorar las
condiciones que vivieron nuestros abuelos.
Para la secretaria general del Colegio, Laura Montalvo
Díaz, es importante reconocer a los contadores de historias,
“se trata de hacer las historias nuestras e incorporarlas a la
vida, es una manera discreta, en apariencia inofensiva, de in-
subordinarse contra la realidad”. Al respecto, parafraseó al es-
critor Mario Vargas Llosa, quien ha dicho que escribir y leer es
protestar contra las insuficiencias de la vida, que las historias
se inventan para poder vivir de alguna manera las muchas vi-
das que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una
sola. Finalmente, informó que en esta edición, se presentaron
5 668 escritos, de los cuales 5 500 son de estudiantes y 168 de
docentes. En total, se premiaron 85 trabajos.
En su intervención, Julio Serrano Espinosa, secretario del
patronato de la Fundación Espinosa Rugarcía, resaltó que a
más de 10 años de su primera edición, el Premio esru —que
busca estimular el pensamiento crítico— sigue creciendo, ya
que son más los jóvenes que se interesan en participar en
cada edición y, desde hace tres años, también sus profesores.
Asimismo, exhortó a los Bachilleres a concluir sus estudios
de nivel medio superior y a continuar preparándose para el
futuro, porque la educación es un factor fundamental para
el progreso.